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“Hasta la vista del Nublo” Ruta literaria.

Dentro del variado e innovador programa de actividades que este año 2024 ha realizado la Biblioteca de Valleseco para el mes de abril con motivo del Día Internacional del Libro se encuentra para la jornada del 21 la ruta literaria “Hasta la vista del Nublo”.

Este itinerario forma parte de otros dos encantadores recorridos, “Apuntes poéticos” y “Barranco de la Virgen” que por Valleseco aparecen en la obra de D. Pablo Artiles “Espigas” (1946). Estas estampas líricas forman parte de las veintiséis postales poéticas que de Gran Canaria configuran el libro.

El trayecto lo inicia el autor desde “la villa risueña de Teror” para finalizar al “ver el eje de Gran Canaria, algo así como su “púa” si esta fuera un trompo: el mayestático roque Nublo”.

Subiendo como un viaje aéreo entre la niebla y sintiendo rozar el frío entre las mejillas” describe poéticamente Valleseco y los caseríos de Lanzarote, Madrelagua y Valsendero sin olvidar el espectáculo que ofrecen en la distancia, la Isleta y la Playa de las Canteras desde Las Calderetas, al igual que los rincones de Cuevacorchos y Los Peñones en su camino hacia el interior de la isla redonda.

Si Miguel de Unamuno, describió el paisaje cumbrero como “un espectáculo imponente, que parece una tempestad petrificada” D. Pablo Artiles lo define como “el tremendo espectáculo atlántico, a la vista de una tormenta de tierras, inundación ingente de riscos”.

Una vez alcanzado el objetivo previsto, ver el Nublo, “nos detendremos un buen rato respirando aire fresco de cumbres, ante paisajes secos, pero grandiosos, de sierras calcinadas y negruzcas, que, no obstante, ocultan en los fondos de sus valles pagos llenos de vida, de verdor y de aguas” al igual que setenta y cinco años atrás lo hicieran otros senderistas.

Sirva este artículo para poner en valor otra de las obras de D. Pablo Artiles, “Estampas” de los pueblos de Gran Canaria, Isla Azul (1937) donde describe con delicado esmero y gracioso tacto todos y cada uno de ellos en especial el paisaje y paisanaje de Valleseco en su capítulo XVII. En él se encuentra escrito uno de los dos sonetos que su compañero de canonjía D. Tomás Ventura Santana dedica a este municipio “cimero y trepador”.

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