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EL MERCADO ECOLÓGICO DE VALLESECO SERÁ LA SALA DE BUTACAS DE ‘CINE DE UNA ISLA DE VERANO’

cine verano 2015
cine verano 2015

∙ Para disfrutar de las proyecciones ‘Ocho apellidos vascos’; ‘Cómo entrenar a tu dragón 2’; y ‘El Gran Hotel Budapest’, Valleseco acogerá una nueva edición de la iniciativa ‘Cine de una Isla de Verano’, que organiza la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario a través del centro Gran Canaria Espacio Digital, donde se proyectará tres películas entre los días 3 y 5 de septiembre.

El ciclo cinematográfico se podrá ver en la plaza central del Mercado Ecológico ‘Ecovalles’, a partir de las 20.30 horas, y con entrada gratuita. De acuerdo al siguiente programa de exhibición: ‘Ocho apellidos vascos’ de Emilio Martínez-Lázaro, día 3, mientras que los días 4 y 5 será el turno de ‘Cómo entrenar a tu dragón 2’, De Dean DeBlois y ‘El Gran Hotel Budapest’ de Wes Anderson, respectivamente.

PELÍCULAS:

‘Ocho apellidos vascos’, del director español Emilio Martínez Lázaro. Se convirtió en el inesperado fenómeno del año pasado, con más de 56 millones recaudados en taquilla y 9 millones de espectadores. Esta historia rocambolesca de amoríos entre un andaluz engominado (Dani Rovira) y una vasca de armas tomar (Clara Lago), explota con humor los tópicos y clichés culturales entre andaluces y vascos, desmontando las supuestas barreras ideológicas que diferencian y distancian a unas regiones de otras, dando pie a un montón de situaciones muy divertidas. El protagonista es el monologuista malagueño Dani Rovira, que salta a la gran pantalla interpretando a Rafa, un arquetípico sevillano que se enamora de Amaia, una “vasca de libro”, según el propio Rafa, encarnada por Clara

Lago. Junto a ellos, completan el reparto principal Karra Elejalde que, como no podía ser de otro modo, borda el papel de vasco “de pura cepa”, y Carmen Machi, que interpreta a Mercedes, una extremeña enamorada del País Vasco.

Una de las grandes bazas de la película es el divertido guión a cargo de Borja Cobeaga y Diego San José.  

‘Cómo entrenar a tu dragón 2’ basada en los libros homónimos de Cressida Cowell, se adentra en un universo bien conocido por los niños, el de los guerreros, las princesas y los dragones, pero intentando modificar ciertos estereotipos: las fieras no producen terror sino que son fieles mascotas; las chicas dan casi más mamporros que los chicos, y la inteligencia es la primera virtud de los vikingos, por delante del músculo. 

El canadiense Dean DeBlois, que se ha especializado en sagas de éxito después de trabajar en ‘Mulan’ y ‘Lilo & Stitch’, entrega una cinta que pasa de la aventura de acción al drama familiar, de éste a la batalla épica y de ahí da el gran salto, con doble tirabuzón invertido, al debate interior del protagonista, eterno héroe involuntario. ‘Cómo entrenar a tu dragón 2’ ofrece mucho: emocionantes reencuentros, clases de naturalismo, unas gotas de humor y el dragón como metáfora de la vida salvaje y mito de la buena bestia.

‘El Gran Hotel Budapest’, del cineasta norteamericano Wes Anderson, transcurre al menos en parte durante el periodo de entreguerras y en la ficticia república de Zubrowka, enclavada en Europa Central, y narra las divertidas aventuras de Gustave (Ralph Fienes), el conserje de un hotel de Budapest en las que estará acompañado de un joven botones, Zero. 

El filme salta por diversas épocas y formatos de proyección (cambia al blanco y negro y juega con el cuadro de visión) y tiene todos los elementos característicos del cine de Anderson: un reparto inmenso repleto de grandes nombres, entre los que figuran, Ralph Fiennes, Bill Murray, Edward Norton, Jeff Goldblum, Saoirse Ronan, Willem Dafoe, Toni Revolori o Tilda Swinton, una profunda sensación de melancolía, secuencias animadas, maquetas mezcladas con actores de carne y hueso, hermosa banda sonora y ternura, mucha ternura. Lo que el espectador contempla en esta película en todo momento es tan espectacular como divertido. ‘El Gran Hotel Budapest’ es un auténtico placer para la vista. Un cuento con un ritmo endiablado que también es un homenaje de Anderson a Ernst Lubitsch y un canto de amor a la vieja Europa.

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